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03 de Noviembre de 2009
El padre Damián ha dejado de ser de los Padres Blancos para ser universal

Han tenido que pasar 110 años desde la muerte del padre Damián de Veuster, el religioso belga que entregó su vida por los leprosos de la isla hawaiana de Molokai (1840-1889), para que su labor haya sido plenamente reconocida y haya subido a los altares como santo. Pero durante todo ese tiempo, la congregación de los Sagrados Corazones ha mantenido y alentado sus valores y su figura entre muchas generaciones, entre ellas muchas de sevillanos que han pasado por el colegio San José de los «Padres Blancos» en Los Remedios y por la céntrica parroquia de San Marcos. Por eso, no es de extrañar que para esta congregación, que llegó a Sevilla en 1955, la canonización el pasado 11 de octubre del padre Damián haya supuesto un acontecimiento excepcional. Ayer quisieron dar gracias por este reconocimiento y lo hicieron con una misa en la Catedral de Sevilla que fue presidida por el cardenal, fray Carlos Amigo Vallejo, y concelebrada por 21 sacerdotes de esta congregación.

El prelado agradeció a los Sagrados Corazones la labor que realizan y les advirtió de que con esta canonización «el padre Damián ha dejado de ser de los Padres Blancos para ser una figura universal». El cardenal señaló que «hoy la lepra es un pecado interior de las personas que sólo puede curarse con la misericordia». En su homilía, recordó que «todo empezó con una lanza en el costado de Cristo que abrió una ventana de la que manaba agua para purificarlo todo y que también conformó una cueva interior en la que el padre Damián se cobijó para descubrir el Sagrado Corazón de Jesús». Además subrayó su «entrega hasta el final» por los más necesitados.

La eucaristía, a la que asistieron más de 1.000 personas, estuvo presidida por dos imágenes del padre Damián, en su juventud y ya enfermo. Entre los asistentes estuvieron representantes de la Hermandad del Calvario, de la que los «Padres Blancos» son hermanos honorarios. El superior provincial de Andalucía de los Sagrados Corazones, Juan Manuel de Mula, aseguró que «tener un hermano santo es un orgullo pero también una responsabilidad para todos lo que formamos la congregación», a cuyos componentes animó a «preguntarnos quiénes son hoy nuestros leprosos a los que nos tenemos que entregar».

Los Padres Blancos preparan ya nuevos homenajes, como una versión teatral de la vida del padre Damián que se estrenará en Navidad en la parroquia de San Marcos y una procesión extraordinaria del nuevo santo junto a la patrona del colegio San José, la Inmaculada.

 

José Luis Losa en “Abc” de Sevilla


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