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29-09-2009
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Juan Carlo Tinjaca
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Soy colombiano; religioso de la Congregaciôn de los Sagrados Corazones:
Tengo que decir que me siento particumarmemente emocionado; contento y a la vez retado por la canonizaciôn de Damian. Los ûltimos 20 anios de mi vidq hqn sido mqrcqdos por la vida de este hermano que me ha ayudado a ver que es posible encarnar nuestro carisma: Ahora trabajo en Lovaina en el Centro Damiân donde todos sois bienvenidos
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22-09-2009
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Charo Bueno y Paco Fernández
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Mi esposa y yo, por razones de enfermedad, lamentamos no poder estar presentes en Roma, pero lo estaremos de Corazón. Deseamos recordar a los animadores espirituales de nuestra comunidad en San Fernando (Cádiz), que nos han dado a conocer al Padre Damián. Y muy especialmente al padre Luis Aguilar García SS.CC. fallecido hace algo más de un año. Y al Padre Miguel Angel Martínez Gómez SS.CC. recientemente fallecido y que estarán presentes en espíritu con todos vosotros. Un fuerte abrazo.
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16-09-2009
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Jesús,antiguo alumno Miranda
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Siempre he mantenido en mi mente aquella frase:"Nosotros los leprosos..." y cada vez creo que es más importante el sentirnos como quien os rodea para comprendernos más y mejor unos a otros. Jesús vino a los que necesitaban curación, alimento, alegría,... Padre Damián, fuiste un auténtico seguidor de Jesús de Nazaret, que llevaste a la práctica esas enseñanzas de amor y entrega desinteresada para con los demás. Nosotros también queremos hacer vida de las enseñanzas de Jesús.
Padre Damián, gracias por tu entrega y ejemplo.
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15-09-2009
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Ana
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El verdadero misionero es el santo
90, redentoris missio. Damian lo cumplio. El hombre escucha la llamada a la misión, el trigal es el campo y el arado su instrumento de misión, es llamada de Dios, pero ella siempre deriva en una respuesta al Amor, por si misma esa llamada, es ya una llamada a la santidad. Cada misionero, lo es auténticamente si se esfuerza en el camino de la santidad: « La santidad es un presupuesto fundamental y una condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia.
La misión es universal, así como la santidad está estrechamente unida a la llamada y la respuesta a la misión. Todo llamado a la santidad y a la misión, implica a todo fiel cristiano. Esta misión es el claro deseo de Cristo, de unirnos más íntimamente a sus hermanos desde la misión, glorificar y ayudar a que resplandezca sobre la faz de la Iglesia, iluminar a todos los hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura. La espiritualidad misionera de la Iglesia es un camino hacia la santidad.
Es palpable que Dios nos da la libertad y la opción a la Santidad, Dios no obliga para ser Santo, es opción y un camino a la santidad es la misión, un ejemplo patente es un misionero, y cuyas palabras evidencian su disponibilidad a la obra de Dios en su vida, “Ha sido un agrado del Señor confiarme el cuidado del bienestar espiritual de los infortunados leprosos desterrados en Molokai”.
Como sabes, hace tiempo que la Divina Providencia me escogió para convertirme en víctima de esta repugnante enfermedad. Espero permanecer eternamente agradecido a Dios por este favor. Me parece que esta enfermedad abreviará un poco y hasta hará más estrecho el camino que me conducirá a nuestra querida patria. En esta esperanza he aceptado esta enfermedad como mi cruz especial; trato de llevarla como Simón el Cireneo, siguiendo las huellas de nuestro Divino Maestro”.
La misión ad gentes exige misioneros santos. No basta renovar los métodos pastorales, ni organizar y coordinar mejor las fuerzas eclesiales, ni explorar con mayor agudeza los fundamentos bíblicos y teológicos de la fe: es necesario suscitar un nuevo ese anhelo de santidad entre los misioneros y en toda la comunidad cristiana,
Que bien lo comprendio y vivio Damián bien por anticipado,
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